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viernes, 30 de noviembre de 2018

EL DIA EN 1829 EN QUE ROSARIO FUE CAÑONEADA


EL DIA EN 1829 EN QUE ROSARIO FUE CAÑONEADA

 

EL DIA EN 1829 EN QUE ROSARIO FUE CAÑONEADA

En diciembre de 1828, el gobernador legítimo de Buenos Aires, Manuel Dorrego fue fusilado por Lavalle y la Convención Nacional de ese año reunida en Santa Fe, designó al Gobernador Estanislao López general en jefe del ejército contra Buenos Aires.


Rosario, estuvo entre dos fuegos y acamparon cerca de ella tanto las huestes de Lavalle como las de López. Para peor, una escuadrilla porteña, al mando de los coroneles Isaac Thompson y Leonardo Rosales, incursionó por el Paraná rumbo a Santa Fe. Ancladas las naves en San Nicolás, en mayo de 1829, dirá Rosales: "En la noche del 27 determinamos seguir aguas arriba y con intención de recorrer y amagar al Rosario".

En efecto, los buques continuaron su viaje río arriba y a su paso por Rosario descargaron sobre su artillería.

Como los vientos norte contrarios no permitían seguir la navegación, recibieron orden de atacar nuevamente a la Villa. El 29 de julio informaba Rosales, a bordo de la goleta de guerra "Sarandí": "Al pasar por la Villa del Rosario, la batí con la escuadra por orden del jefe de la expedición coronel D. Isaac Thompson, y nuestros fuegos no fueron contestados sino por algunos tiros de fusil, habiendo la población recibido mucho daño".

De más esta decir que, como dice Rosales, apenas se respondió el ataque por no existir en la Villa destacamento militar de importancia.


jueves, 8 de noviembre de 2018

APODOS DE NUESTROS POLITICOS De 1810 a la actualidad


APODOS DE NUESTROS POLITICOS 
De 1810 a la actualidad

APODOS DE NUESTROS POLITICOS   De 1810 a la actualidad

Manuel Belgrano: "Cotorrita" Estar siempre vestido de verde, su color predilecto.

Mariano Moreno: "El mulato" El color de su tez.

Martín Miguel de Güemes: "El gangoso" Un inocultable defecto en el habla.

José Rondeau: "Mamita" El buen trato que dispensaba a sus subalternos.

Bernardino Rivadavia: "El sapo del diluvio" Su físico poco agraciado, similar a un batracio.
 
Facundo Quiroga: "El tigre de los llanos" Su destreza al mando de las tropas montoneras.

Juan Manuel de Rosas: "El restaurador" Su rigor para desbaratar el estado de anarquía.

Justo José de Urquiza: "El tigre de Montiel" Su destreza e influencia al mando de sus tropas.

Salvador María del Carril "Lingote" Las políticas económicas y cambiarias que aplicó.

Bartolomé Mitre: "Don Bartolo" El afecto que despertaba entre los porteños.

Marcos Paz: "Buche" Sus mejillas fláccidas, que se movían al hablar.

Domingo Faustino Sarmiento: "El loco" Su fuerte temperamento, tanto privado como público.

Nicolás Avellaneda: "Chingolo" El complejo que tenía por su baja estatura.

Julio Argentino Roca: "El zorro" Su probada astucia política y militar.

Miguel Juárez Celman: "El burrito cordobés" La ineficacia de su gestión presidencial.

Carlos Pellegrini: "El gringo" Ser hijo de inmigrantes franceses e ingleses.

Luis Sáenz Peña: "El pavo" La debilidad exhibida durante su breve presidencia.

José Evaristo Uriburu: "Lechuza" La combinación de ciertos rasgos faciales.

Manuel Quintana: "El maniquí" Su frase: "Es tiempo de ponerse los pantalones".

José Figueroa Alcorta "Jettatore" La escasa suerte que traía su presencia.

Roque Sáenz Peña "Protocolo" Su excesivo apego a las formas y cortesías.

Alfredo Palacios: "El mosquetero" Su estilizado bigote y la tendencia a batirse a duelo.

Victorino de la Plaza : "El chino" Su ascendencia diaguita, evidenciada en la forma de sus párpados.

Hipólito Yrigoyen; "El peludo" Su carácter taciturno, ajeno a la exposición pública.

Marcelino Ugarte: "El petiso orejudo" Sus picardías políticas lo asociaron al célebre criminal.

Marcelo T. de Alvear "El pelado" Su característica calvicie.

José Félix Uriburu "Von Pepe" La ferviente admiración que tenía por Alemania.

Lisandro de la Torre "Gato amarillo" Su pelo rubio, combinado con su mal carácter.

Roberto M. Ortiz "El gordo" Su cuerpo voluminoso.

Ramón Castillo "El viejito" Su avanzada edad, al momento de ser presidente.

Pedro Pablo Ramírez "Palito" Su extrema delgadez.

Edelmiro Farrell "El mono" La combinación de ciertos rasgos de su cara.

José Pascual Tamborini "El ciprés" Al decir del diario "La Fronda" era "alto, triste y no daba frutos".


Juan Domingo Perón "El pocho" La gorra de esa marca que empleaba en su tiempo libre.

Juan Hortensio Quijano "Jazmín" Una ironía ante su tosquedad.

Pedro Aramburu "El vasco" Los orígenes euskeras de su apellido.

Isaac Rojas "La hormiga negra" Su baja estatura, sumada al uso de grandes anteojos de sol.

Arturo Frondizi "El flaco" Su físico alto y esmirriado.

José María Guido "Barón de Río Negro" Su comentada afición a un vino de esa marca.

Arturo Illia "La tortuga" La supuesta lentitud de su gestión.

Juan Carlos Onganía "La morsa" El tamaño y forma de sus bigotes.

Alejandro Lanusse "El cano" El color blanco de su pelo.

Héctor Cámpora "El tío" Su supuesta hermandad política con Perón.

Raúl Lastiri "El yerno" Estar casado con Norma López Rega.

María Estela Martínez de Perón "Isabelita" Un homenaje a su madrina, fallecida.

Raúl Alfonsín "El gallego" Los orígenes galaicos de su apellido.

Carlos Menem "El turco" Los orígenes siriolibaneses de su apellido.

Fernando de la Rúa "Chupete" Su ingreso juvenil al mundo político.

Eduardo Duhalde "El cabezón" El supuesto tamaño excesivo de su perímetro craneal.

Néstor Kirchner "El pingüino" Su procedencia patagónica.


FUENTE: Mariano Buren "La Nueva Provincia"


viernes, 19 de octubre de 2018

UNA NIETA DE NAPOLEÓN BONAPARTE NACIÓ Y MURIÓ EN BUENOS AIRES


UNA NIETA DE NAPOLEÓN BONAPARTE NACIÓ Y MURIÓ EN BUENOS AIRES




  
UNA NIETA DE NAPOLEÓN BONAPARTE NACIÓ Y MURIÓ EN BUENOS AIRES
Una historia muy curiosa. El 9 de mayo de 1847 arribó al puerto de Buenos Aires Alejando Florián Colonna Walewice-Walewski, hijo de Napoleón Bonaparte y de su amante, María Waleska. Venía acompañado de una comitiva y de su esposa María Ana Ricci a punto de dar a luz. El gobierno francés lo había enviado para negociar con el gobernador Juan Manuel de Rosas. Se hospedaron en una casa de la actual calle Bartolomé Mitre al 600.

   Estando en la ciudad, el 12 de mayo, su esposa dio a luz en forma prematura a la pequeña Isabel Batista Elisa. Tan débil estaba la niña que rencién el 13 de junio pudo ser llevada a la iglesia de "La Merced" para ser bautizada por el franciscano Pierre Durand. A pesar de los esfuerzos del doctor Lepper, la pequeña Isabel falleció el 2 de julio. Al día siguiente fue llevada al cementerio de la Recoleta. Si bien se ha perdido la ubicación exacta, algunos historiadores creen que se encontraría en el sepulcro que guarda los restos de Mariquita Sanchez de Thompson.



FUENTE: Historias Curiosas de Templos de Buenos Aires. Editado por la Direcicón de Cultos de la Ciudad. 2010.

lunes, 4 de junio de 2018

EL DEPORTE DE LOS GAUCHOS

EL DEPORTE DE LOS GAUCHOS


EL DEPORTE DE LOS GAUCHOS
Así como el mate es la bebida por excelencia del pueblo bonaerense, el pato es su juego, el mayor deporte que ha conocido la provincia, de enorme popularidad en el siglo pasado, fue Guillermo E. Hudson, él celebre naturalista argentino que residió  muchos años en las llanuras de Buenos Aires, quien lo describió antes que nadie, narrando con cuidadosa preescisión como se jugaba en esa época.  "Se mataba un pato o un pollo - dice Hudson - y se le cosía dentro de un trozo de cuero fuerte, haciendo así una pelota de forma irregular, dos veces el grandor de una de fútbol era proveído de cuatro manijas de cuero retorcido y de tamaño conveniente para ser agarrada por la mano del hombre.
Después se avisaba a los vecinos la intención de realizar un partido de pato y una verdadera multitud montada a caballo, se concentraba en el lugar preferido  Cuando llegaba el portador del ave todos trataban de alcanzarlo y arrancársela de la mano.  Frecuentemente rodaba por el suelo. "A veces un para de contendientes furiosos por haber sido vencidos - prosigue Hudson - desenvainaban sus facones para probar cual era de mas valor... Pero, hubiera o no pelea alguien se apoderaba del pato y se lo llevaba, para ser él a su turno acosado."
El juego terminaba solo cuando alguien lograba escapar definitivamente con la pelota.  "Era el vencedor y como tal debía llevarse el ave a su casa y tenia derecho a comérsela."   Prohibido por Juan Manuel de Rosas, su practica no desapareció.  Por el contrario, se mantuvo hasta la actualidad y varios torneos que se realizan en el interior de la provincia recuerdan que ha sido el deporte más popular de la llanura bonaerense un territorio que por sus características geográficas, proporcionaba espacio suficiente para desarrollar en libertad la alocada carrera en busca de esa pelota con cuatro manijas.
Algunos matices, apenas de una rica tradición que como todas mezcla la realidad con la magia, pero que sirve para comprender el espíritu que anima a los habitantes del territorio más rico del país.
Actualmente en los campos de la ciudad de Villa Ramallo se juntan las familias tradicionales en fechas patrias a jugar al pato por supuesto con una pelota de cuero moderna sin el pato adentro como lo fue antaño.

martes, 1 de septiembre de 2015

REPORTAJE A JUAN MANUEL DE ROSAS (por un comerciante inglés, William Mac Cann )

REPORTAJE A JUAN MANUEL DE ROSAS 

(por un comerciante inglés, William Mac Cann ) 




La vida de Rosas era de ininterrumpida labor: personalmente, despachaba las cuestiones de Estado más nimias y no dejaba ningún asunto a la resolución de los demás si podía resolverlo por sí mismo. Pasaba, de ordinario, las noches sentado a su mesa de trabajo; a la madrugada hacía una ligera refacción y se retiraba a descansar. Me dijo una vez doña Manuelita que sus preocupaciones más amargas, provenían del temor de que su padre se acortara la vida por su extremoso contracción a los negocios públicos.

Desciende el general Rosas de una antigua familia española; su padre era coronel de ejército y él mismo desde temprana edad se sintió inclinado a la milicia. Su natural chocarrero e inclinado a las bromas pesadas y chascos, contribuyó a darle popularidad entre la soldadesca y su influencia personal sobra las milicias se hizo entonces muy considerable, aunque no era más que un subalterno. Como hacendado supo ganarse las voluntades del paisanaje y aventajaba a todos los gauchos en alardes de prontitud y destreza, en domar potros salvajes y en tirar el lazo, acreditándose también como un excelente administrador de estancias. Durante toda su carrera se hizo notar siempre por sus cualidades de administrador y su arte especial para captarse las simpatías de los que lo rodeaban hasta obtener su confianza, así como la segura obediencia de todos aquellos que servían bajo sus órdenes.

Mi primera entrevista con el general Rosas tuvo lugar en una de las avenidas de su parque, donde a la sombra de los sauces discurrimos por algunas horas. Al anochecer me llevó bajo un emparrado y allí volvió sobre el interminable tema político. Vestía en esta ocasión una chaqueta de marino, pantalones azules y gorra; llevaba en la mano una larga vara torcida. Su rostro hermoso y rosado, su aspecto macizo (es de temperamento sanguíneo), le daban el aspecto de un gentilhombre de la campaña inglesa. Tiene cinco pies y tres pulgadas de estatura y cincuenta y nueve años de edad. Refiriéndose al lema que llevan todos los ciudadanos: " ¡Viva la Confederación Argentina! ¡Mueran los salvajes unitarios!" me dijo que lo había adoptado contra el parecer de los hombres de alta posición social pero que en momentos de excitación popular había servido para economizar muchas vidas; que era un testimonio de confraternidad, y como para afirmarlo, me dio un violento abrazo. La palabra "mueran" expresaba el deseo de que los unitarios fueran destruidos como partido político de oposición al gobierno. Era verdad que muchos unitarios habían sido ejecutados, pero solamente porque veinte gotas de sangre, derramadas a tiempo, evitaban el derramamiento de veinte mil. No deseaba, dijo, ser considerado un santo, ni tampoco que se hablara mal de él, ni buscaba ninguna clase de alabanzas. (...).
El trato de general Rosas era tan llano y familiar, que muy luego el visitante se sentía enteramente cómodo frente a él; la facilidad y tacto con que trataba los diversos asuntos, ganaban insensiblemente la confianza de su interlocutor. El extranjero más prevenido, después de apartarse de su presencia, sentía que las maneras de ese hombre eran espontáneas y agradables. Me relató varios episodios de su vida juvenil; me dio que su educación había costado a sus padres unos cien pesos, porque solamente fue a la escuela por espacio de un año. Su maestro solía decirle: "Don Juan, usted no debe hacerse mala sangre por cosas de libros, aprenda a escribir con buena letra, su vida va a pasar en una estancia, no se preocupe mucho por aprender." 

La hija de Rosas, que posee grandes atractivos, dispone de muchos recursos para cautivar a sus visitantes y ganar su confianza.

En una de mis visitas a la casa, como su padre se encontraba ocupado, montó enseguida a caballo, y juntos nos echamos a galopar a través del bosque. Es una excelente amazona y me dejaba atrás con tanta frecuencia, que hasta se me hacía imposible espantarle los mosquitos del cuello y los brazos, como me lo ordenaba la cortesanía. Ya anochecido, se nos reunió Rosas y continuó hablando de política hasta la media noche. Mientras nos paseábamos por los corredores del patio, doña Manuelita vino corriendo hacia su padre y rodeándole el cuello con sus brazos, lo reconvino cariñosamente por haberla dejado sola y por quedarse hasta esas horas en el frío de la noche. Llamaron entonces a un empleado de la casa para que me hiciera compañía, hasta la ciudad, y antes de que yo montara a caballo, doña Manuelita corrió a buscar una capa de su padre insistiendo luego en que me la pusiera para abrigarme, porque amenazaba un viento pampero.

Fuentes:

- William Mac Cann, Viaje a caballo por las provincias argentinas, Bs. As., Hyspamérica, 1985.
- Irazusta, Julio. Vida política de Juan Manuel de Rosas.
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar

Fuente: www.lagazeta.com.ar ¡Gracias!

Lea: 

miércoles, 5 de agosto de 2015

Decreto concediendo la suma del poder público a Rosas

Decreto concediendo la suma del poder público a Rosas


Juan Manuel de Rosas fue gobernador de la provincia de Buenos Aires entre 1829 y 1832. En marzo de 1835, las Provincias Unidas estaban convulsionadas nuevamente tras el brutal asesinato del líder federal del interior, Facundo Quiroga, y por las constantes conspiraciones de signo unitario protagonizadas por los exiliados que residían tanto en la Banda Oriental como en Chile. Por ello la Sala de Representantes de la provincia lo llamó para ofrecerle nuevamente el gobierno.
Rosas se negó en varias oportunidades. Ante la insistencia Rosas condicionó su aceptación a presidir un nuevo gobierno a que se le otorgasen no ya las facultades extraordinarias con las que había conducido el Estado en su anterior experiencia, sino con la suma del poder público. Esto es, que en su persona asumiría las funciones propias del Poder Ejecutivo, sumadas eventualmente a atribuciones legislativas y judiciales.


Este es el texto de decreto por el cual se le otorga la suma del poder público:

LEY

SANCIONADA

POR LA

HONORABLR SALA DE REPRESENTANTES

EN 7 DE MARZO DE 1935

Año 26 de la Libertad y 20 de la Independencia.

Al Presidente de la H. Sala, Encargado del Poder Ejecutivo de la

La H. Sala de Representantes en uso de la soberanía ordinaria y extraordinaria que Provincia ha tenido a bien en  orden de esta fecha sancionar con valor y fuerza de ley lo siguiente:


Art. 1. - Queda nombrado Gobernador y Capitán General de la Provincia por el término de cinco años, el Brigadier General D. Juan Manuel de Rosas.

2° Se deposita toda la suma del poder público de la Provincia en la persona del Brigadier General D. Juan Manuel de Rosas sin más restricciones que las siguientes.

1. Que deberá conservar, defender y proteger la Religión Católica Apostólica Romana.

2. Que deberá sostener y defender la causa nacional de la Federación que han proclamado todos los pueblos de la República.

3° El ejercicio de este poder extraordinario durará por todo el tiempo que a juicio del Gobierno electo fuese necesario.

4° Transcríbase esta resolución al expresado Brigadier General, para que se persone en esta Sala el Miércoles 11 del corriente a las 11 del día a tomar posesión del poder que se le confía, prestando juramento de ejercerle fielmente y del modo que crea mas conveniente al bien de esta Provincia y de toda la República en general.

5° Líbrese el correspondiente despacho firmado por el Vice-Presidente 1° de la Sala, autorizado por el Secretario de la misma, y sellado con el sello de la Representación.

6° Comuníquese al Poder Ejecutivo en la forma acordada.

Dios guarde a V. E. muchos años.


Manuel G. Pinto - Eduardo Lahitte

domingo, 19 de julio de 2015

TESTAMENTO DE JUAN MANUEL DE ROSAS

TESTAMENTO DE JUAN MANUEL DE ROSAS



Testamento del Brigadier General D Juan Manuel Ortiz de Rosas y López

Firmado en Southampton, el 28 de agosto de 1862, y ante los testigos que indica la Ley, en Burgess Farm, el 22 de abril de 1876

Southhampton, Agósto veinte y ocho de mil ochocientos sesenta y dos.
En el nombre de Diós, todo poderóso, y el de María su santísima Mádre, yo Juán Manuél Ortiz de Rósas, y López, por el presénte renuévo éste mi Testamento, que escribo en mi entéro juicio, con mi própia máno, y complétamente buéno.

Priméro- Cómo désde mi juventúd he tenido siémpre hecho mi Testaménto, que he renovádo múchas véces, según lo he necesitádo, decláro sin ningún valór, en ningún tiempo ni cásos, tódos y cáda úno de los anterióres.

2º- Nombro mi Albacéa al Honorable Lord Vizcónde Pálmerston, con facultád pára nombrár ótro en su lugár en los cásos que le fuéren necesarios. En el de su muerte, nómbro á la persóna que desempeñe el Ministério de Relaciones Exteriores, del Gobiérno de su Majéstad Británica. Así procédo porqué habiéndo el Gobierno de Buenos Ayres confiscádo injusta e ilegalmente, mis biénes, éntre los que están elvuéltos los de mi híja Manuelita de Rósas de Terréro, que tiene ya dos hijos ingleses, los mas diez años que téngo de residéncia en éste País, sin haber salido fuera de sus límites un sólo día, con una confucta honráda, y las tan finas como amistósas consideraciones con qué me ha favorecido el Honorable Lord Vizcónde Pálmerston, me impúlsan y aníman, a ésta elección.

3º- Mi funéral débe ser solménte una Misa rezáda, sim pómpa ni aparáto algúno.

4º -Mi cadáver será sepultádo en el Cementério Católico de Southámpton en úna sepultúra moderáda, sin lújo de cláse alguna, péro sólida, segúra, y decénte, si es que hay cómo hacerlo asó con mis biénes, sin ningún perjuício de mis heredéros.
     En ella se pondrán a la parte de los míos los de mi compañera Encarnación, y los de mi Pádre y Mádre, si el Gobiérno de Buénos Ayres lo permite, prévia la correspondiente súplica.

5º Cuándo mis biénes me seán del devuéltos, se entregarán a su beneficio de las Iglésias de Southámpton, quinientas líbras esterlínas, ciénto al Reveréndo Obispo Mr. Grant y ciento al Reveréndo Mr. Mount.

6º A nadié debo algo ní en dinéro, ni en cósa algúna que lo válga.
- Péro cuando mis bienes me sean devueltos, hay que pagar las cuatro mil libras esterlinas, que debo entonces devolver y entregar con los intereses correspondientes, según las contrátas que están en mi poder, y mis recibos que presentará la compañía.
-La entrega debe hacerse, una cuarta parte a los seis meses, otra el año, otra a los diez y ocho meses y el resto a los dos años, con el intéres del diez por ciento al año, dede la fha. de cada entrega recibida por mí, se´gun y en los términos que se expresa en las contrátas, y en los ya enunciados en mis recibos.

61/1 - Todo cuanto poseo es mío propio sin intervenciñon, ni sociedad con nadie. - Nada mas tengo ni en Europa, ni en América, ni en parte alguna, que lo que está públicamente en Buenos Ayres a la vista de todos, unas tierras, seis leguas de frente con ocho de fondo, qe. me fueron donadas el año veinte y portesiormente, con doble repetición, y encarecimiento para obligarme a su aceptación, por la Legislatúra de Santa Fée, al Sud de ésa Provincia, cuya donación admití con permiso de mi Gobierno; y el diner háber que pudéra tener a mi favor mi cuenta corriente con los Sélores D.G.J. Dickson y Compa.

7º - Soy acreedor al Estado de Buenos Ayres por el importe de (116.000) ciento diez y seis mil reses, novillos y vacas gordos, cuarenta mil siscientoas ovejas, todo de mi propiedad, consumidos los unos, y empleados los otros en los ejércitos de Buenos Ayres -De ellos están en mi poder algunos, recibos, como de la décima parte, de los que dieron los Juéces de Pas a mis capataces. Por delicadeza no pedí a la Honorable Legislatura, durante los veinte y tantos años de mi Administración, se me hiciera el abono correspondiente, .-Mi Albacéa solicitará del Gobierno de Buenos Ayres, el debido pago. -Solicitará también el de sesenta mil cabezas de ganado, entre vacas, novillos y terneros, mil bueyes gordos de lo mejor, tres mil caballos buenos y sanos, cien mil ovejas, cien mil anim. yeguarizos y demas de mi propiedad, de que ha dispuesto el Gobiernoi, desde el dos de Febrero de mil ochocientos cincuenta y dos; y exigirá también de todos esos créditos a mi favor, los intereses
 correspondientes del seis por ciento al año, capitalizándolos cada seis meses.

8º- Todo cuanto me deben los pobres, lo cédo en su beneficio.

9º- A mi hijo Juan Ortiz de Rosas, entregue al poco tiempo luego del fallecimiento del su Madre, todo lo que le tocaba por Herencia Materna - Consistía en las Estancias "Encarnación", y "Sn. Nicolás", con veinte leguas de tierra cuadradas, cinco mil ochocientos cabezas de ganado vacuno, de año arriba, incluso lo que ya habia recibido antes en el Azul, y los caballos, yeguas, ovejas , utiles y demas correspondientes. Se recibió también de un terreno sobre el Riachuelo en la Ciudad de Buenos Ayres, en la parte interior, con los fondos ácia la convalesencia, cuya superficie tiene como de noventa a cien, o mas cuadras cuadradas.
- Posteriormente se ls compré sabiendo yo que Juan estaba proximo a vender esas veinte leguas cuadradas, se las compre y pague a mi dicho hijo Juan, en cuatrocientos mil  pesos, eas mismas referidas vente leguas de tierra cuadradas, correspondientes a las Estancias "Encarnación, y "Sn Nicolás", - Y los ganados con sus poblaciones los compré al Sr. Dn Simón Pereyra

10º - Todas las alhajas que tiene mi hija Manuelita de Rozas, de Terrero, que yo le compré, o le dí, son de su pura y legitima propiedad.

11º He entregado a mi dicha hija, las Escrituras de las cinco casas siguientes, que le pertenecen por Herencia Materna. - La que fue de Dn Diego Aguero. - A esta corresponde el jardín de los corredores, y su terreno. La que fue de Dn. Carlos Sta María. - De esta es el patio de los cinco naranjos y una lima. - La comprada a Da Rafaela de Arce. - La que fue del Canónigo Doctor Dn. Saturnino Segurola; y la que compré a Dn. Francisco del Sar. - Esta es con las excepciones siguienes, que no son de Manuelita, por haber yo agregado estos pedazos de tierra a mi casa, que es la que compré a mis padres políticos, Dn. Juan Ignacio de Ezcurra, y la Da. Teodora de Arguibel y Ezcurra - Parte del terreno en que está edificado el Salón principal. - El en que lo están también la cocina, el cuarto del cocinero, las letrinas y el patio con el corredor de aquellas y éstas.

12º - A Eugenia Castro en correspondencia al cuidado con que asistió a mi Esposa Encarnación, a habérmelo recomendado poco antes de su muerte, y a la lealtad con que me sirvió asistiéndome en mis enfermedades, se le entregarán por mi Albacéa, cuando mis bienes me sean devueltos, (800$) ochocientos pesos fuertes metálicos.

13º - A la misma Eugenia Castro, pertenecen, la casa que fue de su finado padre, el Coronel Juan Gregorio Castro, cita, de la Concepción para el campo, la que le entregué como de su legítima herencia; y un terreno contiguo, que para ella, compré y regalé.
      Las escrituras de aquela y de éste, las mandé al Señor D. Juán Nepomucéno Terrero. Entiendo haber este entregádolas ya a Eugenia.

14º - Son de la misma, los (41.970 ps. 5 1/2 reales) cuarenta y un mil novecientos setenta pesos, cinco y medio reales, que segun mi carta fecha ocho de Febrero de mil ochocientos cincénta y dos, al Sr. Dn. Juan N. Terrero, deposité en su poder, como propiedad de dicha Eugenia.

15º - Entiendo también que ya asimismo, a entregado dicho Señor, ese dinero a la misma Eugenia, - A Vicente, su hermano, corresponden, (20.985 ps 2 1/2 rs) veinte mil novecientos ochenta y cinco pesos dos y medio reales, de su herencia y réditos, durante yo la manegé.
     Su padre solamente dejó la casita en mal estado, de la que tasada que fue, la parte que tocó a Vicente se la adjudiqué en dinero, del correspondiente a Eugenia - Así quedó la casa toda de Eugenia puramente.
      Estos 20.895 ps. 2 1/2 rs. los deposité también en poder del Sor. Dn. Juan N. Terrero para que los tubiera a la disposición de Vicente, según mi referida carta al mismo Sor. escrita el 8 de Febrero de 1852. - Y entiendo del mismo modo que ya también ha entregado ese dinero a Vicente.

continua en otro.....
 Continuación:

16º - A mi muy querido amigo, a mi sincero consuelo en la prisión de mi pensamiento, en la soledad de mi destino, y la pobreza, el Señor Dn. José María Roxas, y Patrón, se entregarán por mi Albacea con preferencia, doce mil pesos fuertes metálicos, que le pertenecen por las cantidades con que hasta la fecha me ha auxiliado; más los réditos al tres por ciento al año, desde el treinta de Marzo de mil ochocientos cincuenta y ocho, más mil pesos fuertes metálicos cada año, desde el (25) veinte y cinco de Junio del presente año de mil ochocientos sesenta y dos, durante yo viva, o mis bienes me sean devueltos, o yo no anote en éste testamento, haber terminado ésta mi obligación, o no haber recibido el todo, o parte, de ésos mil pesos fuertes metálicos, que seguiré recibiendo en cada año por trimestres de a cincuenta libras esterlinas (L 50) - Tanto los doce mil pesos fuertes indicados, como los mil que recibiré cada año en adelante, según queda referido, serán entregados, en el caso de
 muerte del Señór Dn José María Róxas, y Patrón, a su Esposa la Señora Da Manuelita de Vivar de Roxas, y Patrón, a quien en tal caso, precisamente corresponden segun nuestro acuerdo con el referido Señor Róxas.

- Al mismo Señor Róxas, en justa correspondencia a sus distinguidos servicios, en la epoca que presidí el Gobierno de la República Argentina, como su Gefe Supremo, (y con la expecialidad por los importantes recursos que me facilitó para el mejor, y más completo resultado del negocio pacífico con los Indios pampas; campaña contra todos los Indios de los desiertos del Sud, en la que fueron muertos veinte mil, y reducidos también como otros veinte mil a la obediencia del Gobierno; "apertura de las costas que se desenvuelven desde la Cordillera de los Andes hasta el afamado Magallanes, en los años 33 y 34"), se entregará también por mi Albacéa, el Pabellón, que triunfante siempre, flameó en todas estas costas,cordilleras, Penínsulas, Bahías, Cerros, Payen, Clemente López, Ríos Negro, Balchitas, Colorado, Neuquén y demás Rios de esas costas del mar, y de las Cordilleras, Río Grande y grandes lagos, habiendo además librado del Cautiverio, a más de seis mil Argentinos y Chilenos, cistianos,
 la mayor parte mugeres, todos los que volvieron al seno de sus familias.

- Muerto el Señor Dn. José María Roxas, ese Pabellón pasará a su Esposa la Señora Da Manuelita Vivar de Róxas, y Patrón; y muerta ésta a cada uno de sus hijos e hijas, por escala de mayor edad. - Muertos estos pasará a mi hija Manuelita de Rósas de Terréro, y por su muerte a sus hijos y mios nietos, Manuelito y Rodrigo, por escala de mayor edad.

- Y tanto por los servicios enunciados con que el Señor Roxás me ha auxiliado, y servido, como también por los que con las luces de su ilustrada capacidad, con su pluma y los sabios consejos de su gran práctica, y estudios en los grandes Negocios de Estado, me ha ayudado en el trabajo de las obras, o sean apuntes, que he escrito en este País, desde 1852, sobre la Religión del hombre, sea cual fuere su creencia, la una sobre la Ley Pública la otra; y sobre la ciencia medica la otra; mi Albacea le entregará también, la espada puño de oro, que me presentó la Honorable Junta de Representantes de Buenos Aires, por las Victorias en la Campaña a los desiertos del Sud en los años 33 y 34.

- Esa espada está sin la vaina que he vendido para atender a mis urgentes necesidades.

- Muerto el Señor Róxas, pasará a su Esposa la Señora Da Manuelita, por muerte de ésta a cada uno de sus hijos e hijas, por escala de mayor eda, y por muerte de éstos, a cada uno de los hijos e hijas, de mi primer amigo el Señor Dn Nepomuceno Terrero, por la escala de mayor edad.

- Y además entregará también mi Albacea, el Señor Roxas, todos mis papeles curiosos, y libros manuscritos, con excepción de las tres obras, sobre la Religión, la una, La Ley Pública la otra y ciencia médica la otra, que segun la cláusula siguiente 17º tomará para sí, el Honorable Lord Visconde Palmerston, por su muerte su Esposa la Esclarecida Lady Palmerston, y por su muerte de esta la persona que en tal caso, es nombrada mi Albacéa por muerte de Lord Pálmerston.

- Esos papeles curiosos y libros manuscritos por muerte del Señor Róxas, pasarán a su Esposa la Señora Da Manuelita; muerta esta pasarán a mi primer amigo el Señor Dn Juan Nepomuceno Terrero; muerto esto, a su esposa la Señora Da Juanita Rabago de Terrero y muerta esta, a cada uno de sus hijos e hija por escala de mayor edad.

  Y es de mi explicita voluntad disponer, mandar y declarar, como lo hago, quedar el Señor Dn. José María Róxas, y Patrón, y la Señora Da. Manuelita, su Esposa, facultados para vender o regalar, o colocar dónde quieran, cualquiera de esos artículos, o todos ellos, sin limitacion de ningún género, en ningún tiempo, ni caso, antes o despues de mi muerte.

17º To Right el Honorable Lord Vizconde Palmerston, tomará para si las obras escritas por mi durante mi permanencia en este Imperio Británico, desde Mayo de mil ochocientos cincuenta y dos, a las que seguiré agregando lo que pueda y crea conveniente.
       Por muerte del referido Lord Pálmeston, pasaran a su Esposa, la Esclaredida Señora Lady Palmerston; y a su muerte de esta a mi Albacea.

18º - A mi primer amigo el Señor Dn Juan Nepomuceno Terrero, se entregará la espada que me dejó el Excelentísimo Señor Capitán General Dn José de San Martín ("y que lo acompaño en toda la guerra de la Independencia") "por la firmeza con que sostube los derechos de mi Patria". Muerto mi dicho amigo, pasará asu Esposa la Señora Da. Juanita Rábago de Terrero, y por su muerte a cada uno de sus hijos, e hija, por escla de mayor edad.

19º - Y es muy explícita prevención que al dicho Señor Dn. Juan Nepomuceno Terrero, mi primer amigo y compañero, se entregue todo cuanto me corresponda, y de que pudiendo yo disponer segun las Leyes, no sea incuido, ni corresponda a las cláusulas de este Testamento ni a las posteriores adiciones que yo le hiciere. - Muerto mi amgo, esta entrega se hace a su Digna Esposa, mi muy amada comadre, la Señora Da Juanita Rábago de Terrero. Y por muerte de esta, pasará a mis hijos Juan y Manuelita.

20º - La mitad de mis libros impresos en Español, se entregará a mi hijo Juan, y la otra mitad a mi hija Manuelita

21 - Mis libros en Ingles, Frances, y otros idiomas que no sea el Castelláno, se entregarán a mi hijo Político el Señor Dn Máximo Terrero, debiendo ser incluido entre los libros que se le entreguen, el Archivo Americano, y otros libros que sean impresos también en Español, Ingles y Frances, o en cualquiera otros idiomas, amás del Español.

22º - Mi ropa, y reloj con su cadena tambien como el de oro los dejo a mi hijo Juan Ortiz de Rosas.

23 - La Medalla con sesenta o mas brillantes, que me presentó la Honorable Representación de la Provincia de Buenos Aires en testimonio de gratitúd por la Campaña a los desiertos del Sud en los años 33 y 34, la regale a mi hija Manuelita de Rosas de Terrero, para que hiciera de ella lo que mejor le agradare.

24º - En el período de mis ocupaciones públicas, no me fue posible arreglar con los Señores Dn. Juan José y Dn Nicolás Anchorena el precio de mis servicios, y de mis gastos en su beneficio. - Despues, durante el tiempo de mi administración, y como Gefe del Estado, siguió aun mayor esa imposibilidad. - El tiempo no me bastaba, ni aun para el mas preciso descanzo. Y desde el dos de Febrero de mil ochocientos cincuenta y dos, nada he escrito al Señor Dn, Nicolás, ni después de su muerte, a su Viúda la Señora Da Estanisladá, ni a sus hijos, porqué, el silencio de aquellos y de estos, me hacía conocer mis temores. - Y auqnue el Sor. Dn. Jn. Nepomuceno Terrero bien conocér en algunas de sus cartas, finos ofrecimientos hacia mi, del Sor. Dn Nicolás, cómo éste nada me escribió, ni me dijeron sus hijos cuando vinieron a Europa, yo también creeí prudente continuar en el mismo silencio puesto que en las circunstancias del Pais y las mias, podrían mis cartas causárles algún mal.

- Pero muerto yo, mi Albacea débe arreglar ese asunto, pidiendo yo el importe de esos mis largos y muy riesgosos servicios, pues que los fundé y cuidé, varias estancias, en los campos entonces expuestos a las invasiones de los Indios, cuando estos en el año 818, sus primeras tolderías empezáran en la "Cabeza del Toro" a la corta distancia de  tres o cuatro leguas del Salado y seguían numerosas sin interrupción, muy inmediatas, a esas estancias de los S. S. Anchorena, que poblé y cuidé más de doce años.

- El Sor. Dn. Juan José Anchorena, y despues el Sor. Dn. Nicolás, su hermano, varias veces quisieron entregárme el dinero, en que yo estimase mis servicios, pero nada quise recibir, manifestando siempre el desinterés con que les servía; y por mis ocupaciones úblicas, así de acuerdo entre ambas partes, dejábamos ese arreglo para mejor oportunidad.

- Despues de mi retiro de la vida pública, en los once años corridos, he tendio sobrado tiempo para meditar y arreglar el precio de mi trabajo.

Considero justo se me abone por los herederos de mis primos los S.S. Dn. Juan José y Dn. Nicolás Anchorena y sus Viúdas, o ya séa por la testamentaría, doscientos pesos fuertes metálicos en cada mes, que en doce años son veinte ocho mil ochocientos pesos fuertes metálicos....................................................................28.800
- El redito de 23 años desde el treinta, al 6%............................39.744
- Cuatro mil pesos que entregué a Da. Urmestada Ramirez
para las compras, gastos de peones, y de más en las
conducciones de las haciendas a los Inojales y a los Toldos
viejos, donde lo mataron los Indios, como a todos los peones.......4.000
- Mis gastos en las comiciones a Sta. Fé, Entrerrios, y en
otras diferentes empresas patrioticas, por cuenta de los
S.S. Dn. Juan José de Anchorena y Dn Nicolas Anchorena...........6.000
                                                                                               78.544
Son setenta y ocho mil quinientos cuarenta y cuatro pesos fuertes metálicos

Los S.S. Dn Juan N. Terrero y su hijo Dn. Máximo están impuestos de lo que me deben Dn. Martin Farias, Carabajal, el finado Encargado de Negocios del Gobierno Boliviano Dn. N. Rodriguez, Dn. Pasqual Peredo, Dn Juan Genaro Chaves, Mr. Hallet, Ex Editor de la "Gaceta Mercantil, la Señora Da. maria Josefa Ezcurra, el Señor Dn. José María de Ezcurra, y otras personas. - Y en fé de todos y cada una de las veinte y cuatro clausulas de este mi testamento, lo firmo en Sothampton el treinta y uno de Agosto de mil ochocientos sesenta y dos.
                                                   Juan Manuel de Rosas

No habiendo sido firmado este mi estamento presente los testigos dispuestos por la Ley, lo firmo ante ellos, hoy en Burgess Farm, el 22 de Abril de 1876.

                                                   
Juan Manuel de Rosas

Signed and declared by the said Juan Manuel de Rosas as his last will and Testament contained in sisteen sheets of paper in the presence of us present at the same time who at his request in his sight an in the presence of us present at the same time who at his request in his sight and in teh presece of each other haver hercunto set and subscribed our names this twenty second day of April one thousand eight hundred and sevety sis as Witnesses

Henry Bencorft, Surgeon, 153 St
Mary Street, Sothampton
Alfred Ede, Swanthling Farm, near Southampton.
Búrges farm, Near Southampton, Junio veinte y dos de mil ochocientos setenta y tres


miércoles, 4 de febrero de 2015

CUARTEL DE SANTOS LUGARES

CUARTEL DE SANTOS LUGARES


Publicamos una foto del cuartel de Rosas, que estaba ubicado en los entonces Santos Lugares, donde el ejercito federal.