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martes, 26 de noviembre de 2019

La Leyenda del Pan Dulce Una historia de amor

La Leyenda del Pan Dulce  Una historia de amor

La Leyenda del Pan Dulce


Una historia de amor




En la fortificada, noble y patricia localidad de Recco, en la costa lígure, vivía un respetable panadero conocido como Don Zenone.
Entre sus jóvenes ayudantes, había uno gozaba de su afecto pues era más hábil que los otros para cumplir sus tareas. Don Zenone, tan viejo como astuto, había descubierto que su protegido andaba perdido por una bella lugareña: la altiva Adalgisa, hija de gente noble y muy rica.
Por aquellos tiempos, la hogaza de pan llevaba sal y, a veces, azúcar cuando se la quería convertir en algo más atractivo. Pero por un milagro de amor nació lo que hoy conocemos como pan de Navidad; el famoso panettone de los italianos. Para alagar y conquistar el corazón de la bella, Don Zenone le indicó al enamorado que remojara pasas de uva y otras frutas secas en buen vino del país.
Agregó un puñado de aromáticas especias guardadas celosamente en su alacena, nueces y almendras de los árboles del huerto, y agua de azahar para perfumar.
Estos ingredientes se mezclaron con el simple pan levado junto con el azúcar.
El primer pan dulce acababa de nacer. Como era de esperar, no tardó en convertirse en la golosina especial en la celebración de la Navidad.
Así se convirtió, a través de los siglos, como el símbolo de la mesa hogareña.

lunes, 11 de noviembre de 2019

CASIOPEA Su belleza hizo enojar a las Diosas


CASIOPEA


CASIOPEA Su belleza hizo enojar a las Diosas

Su belleza hizo enojar a las Diosas


Casiopea es la madre de Andrómeda, que, orgullosa de su belleza, se atrevió a rivalizar con las Nereidas o, según otras tradiciones, incluso con Hera.
Las diosas pidieron a Poseidón que vengase su amor propio, y el dios envió un monstruo marino, que asoló el país de Casiopea. Para aplacar la cólera divina, Andrómeda hubo de salir como víctima propiciatoria y ser entregada al monstruo; pero llegó Perseo, que la libertó y la llevó consigo. Casiopea fue transformada en constelación.
 Sobre los orígenes de Casiopea divergen las tradiciones. A menudo es vinculada a la familia del sirio Agenor; sería la esposa de Fénix y madre de Fineo.
 Es hija de Árabo, hijo de Hermes, que dio su nombre al país llamado Arabia.
A veces su marido no es Fénix, sino Épafo, con el cual .habría engendrado a Libia, madre de Agenor.
Finalmente, es considerada a menudo como la esposa de Cefeo, rey de Etiopía.
Todas estas genealogías relacionan la leyenda de Casiopea con los países meridionales extremos, Arabia, Etiopía o sur de Egipto.
Fuente: PIERRE GRIMAL: Dictionnaire de la mythologie grecque et romaine.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Prostitución en la cultura Azteca. Las āhuiyani


Prostitución en la cultura Azteca.


Prostitución en la cultura Azteca.   Las āhuiyani

Las āhuiyani


Según algunos registros, era algo común la prostitución en el Imperio Azteca.
Eran conocidas como “āhuiyani”, una forma eufemística de decir “tener lo necesario o estar feliz.
Ejercían al lado de los caminos o en edificios llamados Cihuacalli , en los que la prostitución estaba permitida por las autoridades políticas y religiosas. Cihuacalli es una palabra náhuatl que significa "casa de las mujeres". Las mujeres recibían mercancías usables comodinero  a cambio de favores sexuales.
Las mujeres que ejercían cobraban dinero por ello, no tenían un estatus social elevado, sino todo lo contrario.

miércoles, 20 de febrero de 2019

EL ORO, LA MALDICION DEL REY MIDAS


EL ORO, LA MALDICION DEL REY MIDAS


EL ORO, LA MALDICION DEL REY MIDAS

Midas, hijo de la gran diosa de Ida y de un sátiro, era un rey amante del placer que gobernada a los brigios en. 


El rey Midas de Frigia, Bromio, ciudad de Macedonia, gobernó durante los años 740 a. C. y 696 a. C., aproximadamente.

Debido a su casamiento con una mujer griega, la región que ocupaba la mayor parte de la península de Anatolia (actual Turquía), adoptó el alfabeto griego. Era un hombre obsesionado por las riquezas. Vivía en un hermoso castillo rodeado de grandes jardines, bellas rosas y todo tipo de objetos lujosos.

 El rey Midas, hijo de Grodinas, un campesino que había llegado al trono de Frigia por voluntad de los dioses, creció obsesionado por las riquezas.

Midas fue un rey de gran fortuna que gobernó la región de Frigia, en Asia Menor. Tenía todo lo que se podía desear, vivía en un hermoso palacio con su hija,  de nombre Zoe, a la que amaba profundamente y pensaba que su mayor felicidad provenía del oro. ¡Su avaricia era tal que solía pasar sus días contando sus monedas de oro! De vez en cuando solía cubrir su cuerpo con objetos de oro, como si quisiera bañarse en ellos. El dinero era su obsesión.

Un día, Dionisio, el dios del vino y la juerga, pasó por el reino de Midas. Uno de sus subalternos, un sátiro llamado Sileno -dios menor de la embriaguez-, se retrasó en el camino. Sileno se cansó y decidió tomar una siesta en los famosos jardines de rosas que rodeaban el palacio del rey Midas. Allí, fue encontrado por el rey, quien lo reconoció al instante y lo invitó a pasar unos días en su palacio, hasta que Dionisio fue a por él. El dios de la vendimia, muy agradecido con Midas por su amabilidad, prometió a este satisfacer cualquier deseo que anhelara. El rey quedó pensativo y luego dijo: “Quiero que todo lo que toque se convierta en oro”. El dios le advirtió al rey que pensara bien sobre las consecuencias de su deseo, pero Midas insistió. Dionisio lo dejó estar y le prometió al rey que, desde el día siguiente, todo lo que tocara se convertiría en oro.

Al día siguiente, Midas, se despertó ansioso por ver si su deseo se había hecho realidad. Extendió su brazo tocando una pequeña mesa que inmediatamente se convirtió en oro. ¡Midas saltó de felicidad! Luego tocó una silla, la alfombra, la puerta, su bañera… y así siguió corriendo en su locura por todo su palacio hasta que se cansó. Se sentó a la mesa a tomar el desayuno y tomó una rosa entre sus manos para oler su fragancia. Cuando la tocó, la rosa se convirtió en oro. “Tendré que absorber la fragancia sin tocar las rosas, supongo…”, pensó con decepción. Sin siquiera pensarlo, ¡se dispuso a comer una uva pero también se convirtió en oro!. Lo mismo sucedió con una rebanada de pan y un vaso de agua. De repente, comenzó a sentir miedo. Las lágrimas llenaron sus ojos y en ese momento, su amada hija entró en la habitación.
EL ORO, LA MALDICION DEL REY MIDAS
Cuando Midas la abrazó, ¡se convirtió en una estatua dorada!. Desesperado y temeroso, levantó los brazos y rezó a Dioniso para que le quitara esta maldición.

Finalmente levantó los brazos y suplicó a Dionisio: “Oh, Dionisio, no quiero el oro! Ya tenía todo lo que quería! Solo quiero abrazar a mi hija, sentirla reir, tocar y sentir el perfume de mis rosas, acariciar a mi gata y compartir la comida con mis seres queridos! Por favor, quítame esta maldición dorada!” El amable dios Dionisio le susurró al corazón: “Puedes deshacer el toque de oro y devolverle la vida a las estatuas, pero te costará todo el oro de tu reino” y Midas exclamó: “Lo que sea! Quiero a la vida no al oro!” Dionisio entonces le recomendó: “Busca la fuente del río Pactulo y lava tus manos. Este agua y el cambio en tu corazón devolverán la vida a las cosas que con tu codicia transformaste en oro”.
EL ORO, LA MALDICION DEL REY MIDAS
Midas corrió al río y se lavó las manos en la fuente, agradecido por esta oportunidad. Se asombró al ver el oro que fluía de sus manos para depositarse en la arena del fondo de la fuente. Rápidamente, llevó una jarra de agua para volcar sobre Zoe y rociar a la gata. Al instante, sonaba en el silencio la risa y la voz musical de Zoe y el ronroneo de la gata.
Muy contento y agradecido salió Midas con su hija para buscar más agua del río Pactulo y así poder rociar rápidamente todo lo que brillaba de oro en el palacio.

Gran alegría le proporcionó a Midas el observar que la vitalidad había retornado a su jardín y a su corazón. Aprendió a amar el brillo de la vida en lugar del lustre del oro.

A partir de entonces, Midas se convirtió en una mejor persona, generosa y agradecida por todos los bienes que tenía. Su pueblo llevó una vida próspera y cuando murió, todos lloraron a su amado rey.

En la localidad de Yazilikaya de Anatolia, se levanta una fachada monumental llamada 'tumba de Midas', que data del siglo VII a.C. Pero lo cierto, es que se trata de un templo dedicado a Cibeles. antigua diosa de la fertilidad de la tierra (y principal divinidad del panteón de Frigia).


Gracias a Midas este reino se expandió al este, participando en múltiples relaciones comerciales con Asiria y Urartu, que aumentó considerablemente las riquezas del rey y su región. Tanta abundancia provocó que los griegos acabaran haciéndole un hueco en su mitología.


Según parece, tras las muchas invasiones de Sargón II (rey de Asiria durante el Imperio nuevo). Midas se suicidó, terminando así el próspero período de Frigia.

 La historia del rey Midas es un mito sobre la avaricia y narra lo que ocurre cuando no sabemos reconocer la verdadera felicidad. Midas era un hombre que deseaba que todo lo que tocara se convirtiera en oro. Sin embargo, no había pensado que este deseo no era realmente una bendición, sino una maldición. Su codicia nos invita a pensar y darnos cuenta de las consecuencias que pueden llevarnos a convertirnos en esclavos de nuestros propios deseos.

jueves, 15 de noviembre de 2018

EL PAPEL Y LA IMPRENTA DOS INVENTOS CHINOS


EL PAPEL Y LA IMPRENTA
DOS INVENTOS CHINOS

EL PAPEL Y LA IMPRENTA  DOS INVENTOS CHINOS
El papel fue inventado en China cerca de 3.000 años después de que los antiguos egipcios utilizaran el papiro para escribir. Cai Lun, un oficial gubernamental de la Dinastía Han Occidental, elaboró papel mezclando la corteza de una morera y fibras de bambú con agua, escurriendo y secando la mezcla en un marco chato de bambú.
       Otros materiales usados en la elaboración del papel incluían la corteza de árbol, el cáñamo, el lino y hasta las redes de pesca. Durante las Dinastías Tang y Song, los papeles fueron desarrollados para distintos propósitos, incluídos el papel de cáñamo, el papel de piel, el papel de bambú, y el papel de xuan –elaborado en base a un tipo de pino- utilizado específicamente para caligrafía.
       Los avances en la elaboración del papel fueron complementados por el desarrollo de la imprenta. La xilografía fue usada en China en el Siglo VII, y el texto impreso conocido más antiguo corresponde a unas escrituras budistas, que fueron impresas en el año 868 dC. Imprimir libros insumía mucho tiempo, ya que el método de entalladura utilizado, requería grabar un bloque nuevo para cada página.
       
EL PAPEL Y LA IMPRENTA  DOS INVENTOS CHINOS
Los tipos móviles de impresión fueron inventados durante la Dinastía Song. Los caracteres móviles chinos eran tallados en madera, y se podían disponer según la necesidad, y hasta ser reutilizados. Versiones posteriores usaron arcilla, pero se quebraban fácilmente. Durante la Dinastía Ming, los tipos móviles de madera fueron perfeccionados, y los libros se imprimieron utilizando el proceso de impresión a dos colores.
       La rápida adopción de la tecnología del papel y la imprenta en China, precipitó la difusión del conocimiento entre la elite literaria y la aristocracia.
 

miércoles, 5 de septiembre de 2018

LABRUNA, EL ÁNGEL DE RIVER


LABRUNA, EL ÁNGEL DE RIVER

LABRUNA, EL ÁNGEL DE RIVER
Dentro de pocos días, el 28 de setiembre, se festejará el Día del hincha de River. Ese día es el cumpleaños de una de las máximas figuras del Club, Angel Amaeo Labruna. Reproducimos una brillante nota de la página http://www.pasionfulbo.net sobre ANYULIN.
Goleador, pasional, polémico, inteligente, calentón, ídolo, histórico son algunas de las palabras que mejor describen a Ángel Amadeo Labruna. A continuación hacemos un repaso de los momentos inolvidables, curiosidades, frases, polémicas, anécdotas y mucho más de la carrera del crack que quedará en el recuerdo de los hinchas de River por siempre.
LABRUNA, EL ÁNGEL DE RIVER
El máximo ídolo de la historia de River con la pelota
Su infancia
Un 28 de Septiembre de 1918 nacía Ángel Amadeo Labruna en Avenida Las Heras al 2871. Hijo del Italiano Don Ángelo, un relojero de Barrio Parque y de Amalia Cavatorta. El pequeño Ángel, dio sus primeros pasos laborales como ayudante de su padre. Ya desde muy chico era fanático de River Plate. Su padre lo hizo socio a la temprana edad de los ocho años. Su ídolo fue desde muy chico Bernabé Ferreyra, quien le había autografiado una foto, decía “Al futuro crack en ciernes, Bernabé Ferreyra”. Ángel guardaba ese regalo como una reliquia, en la vidriera del negocio de su padre. Su padre no quería que él fuera futbolista, pero aún así, cuando Ángel cumplió diez años, lo llevó a River a entrenar gimnasia para así ganar en capacidad torácica. No sólo le gustaba el fútbol, también desde muy chico era un apasionado del básquet, jugaba en la categoría de cadetes.
Un día de de 1932, Antonio Vespucio Liberti lo convenció para que jugara en la sexta división de River Plate. Ángel aceptó. Siguió jugando hasta llegar a la cuarta división matutina. Era el año 1934, y Labruna a la edad de 16 años tuvo que tomar una importante decisión: Básquet o Fútbol. Eligió la segunda opción. Él contó que si le conseguían empleo se habría inclinado por el básquet, pero no fue así. En ese año, firmaría su primer contrato con el club. Jugaba en la cuarta división especial gracias a ese contrato, cobraría su primer sueldo: 25 pesos por partido jugado.
Su debut en River Plate
LABRUNA, EL ÁNGEL DE RIVER
Este es el primer contrato que unió a Ángel Labruna con River
Su primera aparición en la primera división del club se produjo el 25 de Mayo de 1937, en un partido amistoso ante Jorge Newbery en Rufino. Ese día tendría un debut más que positivo, anotando tres de los ocho goles convertidos por River. Tuvo que esperar dos años para volver a tener una chance en la primera del club. Fue en el año 1939 cuando el plantel de primera inició una huelga porque los dirigentes habían apartado del equipo a José Manuel Moreno, debido a un mal rendimiento ante Independiente. Entonces, había que jugar ante Estudiantes en La Plata. Los que jugaron fueron los juveniles de la tercera división especial denominados “Los Guerrilleros”, en ese equipo aparecía a sus 20 años de edad, Ángel Labruna. Ese día fue derrota por 1-0. Luego de ese partido, volvió momentáneamente a la tercera. Un 15 de Octubre jugaría ante Atlanta y marcaría su primer gol oficial con el “Millonario”. Fue en la victoria 4-2 de River en Villa Crespo, donde Ángel anotó el último gol del partido a los 85 minutos superando a Taglioretti. Desde ese momento se afianzaría en el equipo titular. En ese año le marcó su primer gol al eterno rival, Boca, en cancha de San Lorenzo un 29 de Noviembre, Su gol sirvió para la victoria 2-1 del “Millonario”. Cuentan que después del partido se quedó festejando en la tribuna junto a la hinchada durante varias horas.
Ángel le quería ganar siempre a Boca, el máximo rival
LABRUNA, EL ÁNGEL DE RIVER
La Máquina En 1942, y tras una goleada ante Chacarita por 6-2, el periodista de El Gráfico, Eduardo Lorenzo Borocotó bautizó a ese equipo como La Máquina. La formación tenía a cinco delanteros que quedarían en la historia: Moreno, Pedernera, Muñoz, Loustau y Ángel Labruna. Juntos jugaron sólo 20 partidos, pero les bastó para quedar en la historia del fútbol mundial, siendo para muchos, el mejor equipo en la historia del fútbol argentino. Brindaban un espectáculo que tal vez sea inigualable, con un fútbol muy ofensivo y que sin dudas, será difícil de olvidar para quienes tuvieron la suerte de disfrutarlo. Sus goles a Boca Juniors
Contando los goles en partidos oficiales y los goles en amistosos que Labruna le convirtió al “Xeneize”, son en total 22 anotaciones. River solo perdió uno de los partidos ante Boca en los que el “Feo” convirtió. Además empataron en una ocasión. Los partidos restantes terminaron todos con victorias de “La Banda”. Ningún otro jugador le ha podido meter tantos goles al rival en el superclásico. Ángel es quien todavía hoy, tiene este récord que parece cada día más difícil de igualar.
La polémica del gol 293
LABRUNA, EL ÁNGEL DE RIVER
Durante muchos años se creyó que Ángel Labruna había anotado 292 goles en el fútbol argentino y que había quedado a sólo una notación del delantero de Independiente, Arsenio Erico. Luego de muchos años, el Centro de Investigación de la Historia del Fútboldescubrió que en 1941 “El Feo” había anotado un gol pero que por error se le había adjudicado a otro jugador. En un partido vs Estudiantes, tras un córner, Labruna cabeceó, la pelota iba al arco pero se desvió en Rodríguez (defensor rival) e ingresó. Entonces, como la pelota se dirigía al arco antes del desvío, el CIFH le adjudicó el gol al delantero de River. Otra polémica era saber si el que había cabeceado era Labruna o Muñoz, ya que un medio de la época había anotado que era este último quien había impactado el balón, pero en la imagen tomada por El Gráfico se puede ver que es Labruna quien cabecea.
El jugador mejor pago de la década del 50′
En 1955 a sus 36 años, Ángel Labruna firmó el contrato que lo convertía en el jugador mejor pago de la época. Ya llevaba anotados 252 goles y por eso era ya un ídolo indiscutido de la época. Entonces, renovó su contrato con el club. Lo que había arreglado con los dirigentes era ganar 300.000.000 pesos por año entre sueldo, prima y premios.
Su polémica salida de River
LABRUNA, EL ÁNGEL DE RIVER
En Diciembre del año 1959 se abría otra polémica. Ángel Labruna recibía un telegrama que le llegaba desde River, que decía “Queda en libertad de acción, colaciónese”. El máximo goleador de la historia del club quedaba libre de manera sorpresiva. Aún hoy no queda claro quien tomó esa decisión. El propio Labruna dijo en una entrevista: “Yo de River no me fui, me dijeron que me tenía que ir. Las explicaciones que me dieron siempre fueron muy confusas. Hoy no sé si me echaron los dirigentes o me sacaron por orden de otra persona”. En otra entrevista confesó: “Cuando me fui de River llegué a creer que se terminaba el mundo. Si hasta me quise pegar un tiro. No quería volver a mi casa”.



El momento en el que homenajean al ídolo
Partido homenaje
El 19 de Septiembre de 1957 se homenajeó al goleador en el Estadio Monumental. Esto se debía a que se cumplían las bodas de plata de “El Feo” en River, desde que había llegado a inferiores en el año 1932. En aquella tarde el “Millonario” se enfrentó a Peñarol. Además, se juntaron los integrantes de “La Máquina”. Fue victoria de River por 1-0.
La vuelta olímpica tras 18 años

El Mundo River necesitaba una vuelta olímpica. Habían pasado 18 años sin darla y la gente estaba desesperada por volver a gritar campeón. Tras pasar por clubes como Platense, Rosario Central y Defensores de Belgrano, el ídolo volvía a River. “Volví para ser campeón” sentenció en su llegada. No se equivocó, porque tras un final de campeonato emocionante, River vencía a Racing 2-0 y daba la tan ansiada vuelta olímpica. “El Feo” cumplía su promesa y sumaba otro título con el club. El dinero y los negocios “Para la plata siempre fui medio estúpido. Estuve toda la vida en River pero me podría haber ido a Colombia en el 50′ o a Italia en el 54′, cuando me ofrecieron dos millones de pesos pero no me decidí. Económicamente fui un fracasado, la diferencia la hice cuando fui técnico”, admite Labruna. Ángel, cuando dejó de jugar, puso un hotel en Mar del Plata pero no le fue bien. Después decidió poner un negocio de venta de autos usados pero tampoco tuvo suerte. Después una gomería y una zapatería. En todas fracasó. Entonces, decidió meterse para siempre en el fútbol. “Todo el mundo creyó que yo gané millones, pero no es así. ¡La plata que debe tener Labruna! Oía, pero no fue así. Hubo sólo cuatro temporadas donde cobré grande, en el resto me alcanzaba para vivir”, aclaró “El Feo” en una entrevista.
Curiosidades, frases y anécdotas

LABRUNA, EL ÁNGEL DE RIVER
Su fanatismo por las cábalas “Siempre fui cabalista, debo asociarlo con los juegos de azar y carreras. Creo en pequeñas ceremonias que traen suerte. A veces he sido un exagerado, pero es más fuerte que yo” confesó el ídolo en una entrevista. Además, se animó a contar una de sus muchas cábalas: “Nunca crucé una raya, lateral, córner, área o mediacancha con el pie izquierdo, siempre pisando con el derecho”. “Pinino” Más se animó a contar otra de las cábalas que tenía “El Feo”. Antes de un superclásico en el año 75′, el “Millonario” estaba por salir a la cancha y Labruna, técnico del equipo decía: “Filliol, vos sos crack, Biasutto es un tronco. Comelles, vos sos crack, Pernía es un tronco. Perfumo… “, “Sí, ya sé soy un crack y La Fuente es un tronco” a lo que “El Feo” le contestó: “Callate boludo, se corta la cábala”. En una oportunidad, el “Pinino” le preguntó: “Ángel, ¿Cuales son sus cábalas?”, la respuesta de Labruna fue: “Las cábalas son algo personal, no hay que decirlas porque pierden el efecto, no preguntes boludeces”. Cuentan que eran tantas las cábalas que tenía el ex delantero de River, que para recordarlas las tenía anotadas en un papel.
Su costumbre al jugar en La Bombonera
LABRUNA, EL ÁNGEL DE RIVER
Al ingresar a La Bombonera. Ángel Labruna se tapaba siempre la nariz, haciendo alusión a que había mal olor en la cancha del eterno rival. Cuentan los jugadores de la época que aunque la hinchada local lo chifle, lo insulte o lo escupa, el lo seguía haciendo. De allí nació la costumbre de muchos hinchas de llevar barbijos cada vez que se juega un superclásico en La Bombonera.
Los caballos, otra de sus pasiones
“Si me invitan al cine o al teatro, paso, pero las carreras me encantan. Fui durante cuarenta años al hipódromo y nunca dejó de divertirme”, contó Labruna en una entrevista. Él, siempre fue un apasionado por los juegos de azar. Óscar Más se animó a contar en una ocasión una anécdota sobre lo que significaba esta pasión para Ángel: “Teníamos que jugar ante Boca a las 15.30 y para no pagar la multa debíamos salir a las 15.28. Ya era la hora entonces le aviso a Ángel y el me responde: ‘Espera que tengo que ver como salió un caballo que tenía como fija, lo otro no importa, pagamos la multa y listo’.”
El porqué de no dirigir a la Selección
LABRUNA, EL ÁNGEL DE RIVER

 “Jamás viví como una frustración el hecho de no dirigir a la Selección. Creo que ya les di muchas satisfacciones como jugador. No es algo que me quite el sueño” confesó una vez Labruna. Juan José López se animó a contar qué les decía “El Feo” respecto a este tema: “Siempre nos decía que no quería dirigir la Selección. Para él, la Selección Nacional era River”.
Su muerte Un 19 de Septiembre del año 1983, el ídolo estaba esperando el alta médica. Había sido operado con éxito de vesícula hace una semana y se estaba recuperando de manera positiva. Estaba en la habitación de la clínica de Belgrano junto a Ubaldo Fillol, que había pasado a visitar a “El Feo”. A las 18:15 Labruna se levantó para ir al baño pero de pronto se desplomó. Fillol apenas pudo sostenerlo, pero no sirvió de mucho. Un paro cardíaco le había quitado la vida a sólo días de cumplir sus 65 años. Hoy en día, “El Pato” lo recuerda como un padre futbolístico. Ambos tenían una excelente relación y hasta el día de hoy el ex arquero de la Selección siempre lo recuerda con cariño.
Anécdotas
Anécdota uno: Labruna era en aquel momento el técnico de Racing. Le habían avisado que Fillol se iba a ausentar a la práctica porque tenía una reunión con los dirigentes de River. El club de Nuñez quería tener al “Pato” en su plantel. Minutos después, observa al arquero ingresando al predio. Sorprendido, lo llama y le dice: “Fillol, ¿Usted no estaba en reunión con la gente de River?”, a lo que “El Pato” responde: “Sí, pero me quiero quedar acá”. la respuesta de Ángel fue: “Usted haga lo que quiera, pero yo le aviso que si usted no va a esa reunión y arregla con River, yo vengo mañana y lo recontracago a trompadas”
Anécdota dos: Labruna era el técnico de Talleres. En la charla previa en el vestuario antes de un partido vs Boca. “Hagamos lo que sabemos, estén tranquilos, este es un partido más, eh”. Cuando los jugadores marchan al campo, Ángel llama a los ex jugadores de River que tenía en el plantel y les dice: “Partido más una mierda, los partidos ante estos se juegan a muerte, vamos eh”.
Anécdota tres: River había ganado un superclásico por 2-1 tras irse 0-1 al entretiempo. Al terminar el partido un periodista partidario del “Xeneize” le preguntó: “¿En el primer tiempo Boca los bailó?” y el respondió “¡Está equivocado! Aplicamos una táctica para engañar al adversario. En el primer tiempo los dejamos atacar para que se cansen y en el segundo apuramos el partido y el resultado mostró que ganamos con absoluta justicia”. En el vestuario le preguntaron por qué había declarado eso, el dijo: “Es un periodista de la contra. No voy a dejar que nos use para ponerse contento”.
Anécdota cuatro: En esa época Labruna era el técnico de Rosario Central. Iban 40′ del segundo tiempo y el equipo dirigido por “El Feo” estaba goleando a River por 4-0. Alonso, jugador del “Millonario” estaba algo cansado. Entonces Ángel se le acercó y le gritó sin disimulo “¡Dale nene! ¡Corré que esa camiseta yo la transpiré veinte años!”
Frases
“Confieso que hay muchas cosas de las que no tengo idea, pero el fútbol es lo mío. No hay nadie que sepa más que yo” “No me gustan las jugadas preparadas. Yo prefiero trabajar fútbol y no recursos accesorios”.
“A Ramón Díaz lo voy llevando de a poco. Ese chico va a ser el sucesor de Labruna”.
“Boca es un equipo hecho para ganar, no para dar espectáculo, por eso, los jugadores que yo elijo, nunca andarían en Boca”.
“Si yo dirigiera a Boca me iría al descenso. Con esa clase de jugadores yo no puedo jugar al ataque como lo hago en River. Yo prefiero ganar los partidos 5-4, a ellos les alcanza con ganar 1-0”.
“El día que estés obsesionado con ganarle a Boca, recién ahí vas a poder vestir con orgullo la camiseta de River”.
“River es noticia siempre, no porque seamos la mitad más uno, sino porque somos el país menos algunos”.


viernes, 8 de diciembre de 2017

HISTORIA DE LA COSTUMBRE DE HACER REGALOS PARA NAVIDAD

HISTORIA DE LA COSTUMBRE DE HACER REGALOS PARA NAVIDAD

HISTORIA DE LA COSTUMBRE DE HACER REGALOS PARA NAVIDAD
La costumbre de intercambiar regalos en los días cercanos a Navidad, nos llega desde la antigua Roma, cuando el emperador Domiciano  fijó la duración de las Fiestas Saturnales en una semana, comprendida entre el 17 y el 23 de Diciembre.
 
El primer día, después de ofrecer un sacrificio al dios Saturno, se inauguraban las fiestas y durante los siguientes se organizaban festejos y diversiones populares, entre los que destacaban las loterías y juegos de azar.

Los sirvientes y los esclavos tenían plena libertad mientras duraban las fiestas y estaban autorizados a dejar las labores que normalmente desempeñaban mientras sus amos se reunían con sus amigos entre para comer y charlar.
 
Durante ese tiempo, todo el que lo deseara era libre de acercarse al emperador y  obsequiarle algún pequeño objeto, sin valor económico alguno y que se suponía portador de buena suerte para el emperador.


Estos objetos recibían el nombre de strenae.

Con el tiempo la costumbre de hacerse obsequios se generalizó y en las capas altas de la sociedad su valor aumentó hasta llegar a ser verdaderamente suntuosos. 



viernes, 21 de octubre de 2016

AGAMENÓN

AGAMENÓN


AGAMENÓN

Agamenón era el hijo de Atreo, rey micénico, y de su esposa Anaxibia.

Tras haber sido asesinado su padre, Agamenón, junto con su hermano Menelao, más la colaboración del rey de Esparta, Tindareo, tomaron control del trono de Micenas, agarrando Tindareo el trono, quién más tarde sería sucedido por Menelao. Ambos hermanos se casaron cada uno con una hija del rey, Menelao con la increíble Helena y Agamenón con Clitemnestra. Esta última pareja tuvo cuatro hijos, tres mujeres y un hombre, Orestes.

Paris, príncipe troyano, había raptado a Helena, causando la Guerra de Troya, en la cual Agamenón se convirtió en comandante en jefe del ejército griego, que representaba a diferentes reinos en contra del troyano.
Con tal de defender el honor de su hermano Menelao, Agamenón llegó a límites desconocidos.

Hubo una ocasión en la que la flota griega no puedo partir desde Aulis hasta Troya porque el viento no les era favorable, ya que Agamenón había insultado a Artemisa, encargada del aire, y el comandante llegó incluso a ofrecer a una de sus hijas, Ifigenia, en forma de sacrificio.

De todos modos, las fuentes de los textos no confirman la veracidad de estos hechos ya que hay algunos que dicen que Ifigenia pasó a convertirse en una de las sacerdotisas de Artemisa en su ciudad Tauris. Sea cual sea la versión, ya es una clara muestra de lo mucho que le importaba ganar a Agamenón.

En la Ilíada de Hornero se describe a Agamenón como un líder con coraje y valentía, pero a la vez muy arrogante, testarudo y frío que muchas veces se dejaba guiar por sus propios deseos o caprichos, sin tener en cuenta la opinión de los demás, tratando a sus iguales como si fueran vasallos.

El propio Hornero comenta que Agamenón salió hacia Troya embarcado con cien flotas y que tenía en su poder un cetro de marfil entregado por Hefesto.

Agamenón complicó las cosas al reclamar para sí a la amante de Aquiles, Briseis, luego de haber entregado a su esclava Criseis a su padre Crises, uno de los tantos sacerdotes de Apolo.
Por esto, y sumado a que no le agradaba demasiado su comandante desde antes, Aquiles comenzó a cultivar un profundo resentimiento, rechazando volver a batallar. Así, los griegos comenzaron a perder una contienda que tenían dominada. En uno de los ataques, las tropas enemigas prendieron fuego los barcos griegos.
Tras regresar de Troya, quedó bien en claro los pocos amigos que tenía Agamenón. Su esposa, quién no le perdonó que ofrezca a Ifigenia en sacrificio, se había convertido en la amante de Egisto, uno de los responsables de la muerte del comandante.
No hay una historia concreta sobre su muerte, ya que los poetas trágicos han mencionado diferentes posibilidades y cada historia difiere de otra pero la más aceptada suele ser la que comenta que tras volver fue invitado a un banquete. En dicho banquete, Clitemnestra y su amante mataron a Agamenón, aprovechando la ocasión para matar además a su amante Criseis. En el inframundo, Odiseo se encontró con la sombra del caído comandante y Menelao, su hermano, le erigió un monumento en el río Egipto.

Otra posibilidad, como la que cuenta Esquilo, fue que Clitemnestra lo mató sola, arrojando una red sobre él mientras se bañaba y lo remataba de tres golpes. En parte fue por sus celos de Criseis y por su vida adultera con Egisto. Por su parte, Tzetzes comenta que la pareja lo asesinó. Eurípides y Sófocles cuentan que Clitemnestra lo mayó arrojándole una red, siendo la causa de su enojo el ofrecer a su hija como sacrificio.
Al morir Agamenón y Criseis, sus dos hijos fueron asesinados sobre la tumba de sus propios padres, en manos de Egisto.
Sin lugar a dudas, lo más llamativo de la historia de Agamenón fue lo sin escrúpulos que vivió su vida, ofreciendo la vida de su hija para poder combatir y defender el honor de su hermano, que era el único vínculo que le quedaba con su adorado padre. Además, su instinto y capricho le jugaron en contra al buscar a la amante de Aquiles, quedando sin uno de los hombres más importantes en la guerra, lo que fue desencadenando en una serie de sucesos trágicos.

Si bien su muerte fue causada por su esposa y su amante, o por uno de ellos (como prefieran tomar la historia), se puede decir que el propio Agamenón fue condenándose a muerte, primero ganándose el odio de su esposa ofreciendo a su hija, y segundo tomando una amante, lo cual puso en claro descontento a Clitemnestra, que demostró ser una mujer con muchas agallas, y sin piedad ni escrúpulos como el propio Agamenón.
Así, Agamenón quedó marcado como uno de los comandantes más épicos por su impresionante valor pero también por un fuerte carácter que terminó significando su perdición.

Instruido en las epopeyas griegas clásicas de las que se enamoró siendo un niño, Heinrich Schliemann estaba convencido de que Agamenón realmente regresó victorioso de la mítica ciudad de Troya para gobernar sobre todas las ciudadelas de Grecia, sólo para después ser asesinado por su esposa en la bañera.

Pocas personas compartían su creencia – en ese momento, los estudiosos consideraban que la Odisea y la Ilíada no eran más que ficción especulativa. En 1876 se dispuso a probar que se equivocaban, volviendo sobre los pasos del ejército de Grecia en la Ilíada y excavando un lugar que él pensó que era el lugar final de descanso del rey.

Después de una cuidadosa excavación en la isla de Creta, por casualidad Schliemann desenterró una tumba de la Ciudadela de Micenas de la Edad de Bronce. En esa tumba, entre muchos tesoros, había tres cadáveres. Uno todavía llevaba una máscara de oro  de la muerte según la tradición de Micenas, como Homero había descrito. Al quitar la máscara, Schliemann descubrió un cráneo conservado. Asombrado por su descubrimiento, dijo: "Hoy he observado la faz de Agamenón".

Es difícil tomar a Schliemann en serio, teniendo en cuenta que cometió bastantes actos extraños en su vida.

Mientras los arqueólogos modernos han determinado que la máscara funeraria data del 1500 a C., cientos de años antes de la vida de Agamenón como lo relata la tradición.



miércoles, 12 de octubre de 2016

El Reino del Preste Juan

El Reino del Preste Juan


El Reino del Preste Juan

Leonardo Moledo publicó el siguiente relato en Pagina 12 del 4 de febrero del 2008, que comparto por ser interesante.

Hoy, los lugares fantásticos fueron desplazados por el turismo y el espacio virtual; pero en la época medieval, sin comunicaciones, ni por supuesto Internet, los lugares imaginarios gozaban de un prestigio inmenso, algo parecido a lo que pasa hoy con los parques nacionales y las reservas ecológicas. Bastaba un relato, una leyenda suficientemente coherente, y sobre todo atractiva, para que prendiera en gente con ganas de creer cualquier cosa en un mundo que consideraban pronto a derrumbarse en cualquier momento y dar paso a los poco atractivos momentos del Juicio Final. Rastros de esos lugares fantásticos se encuentran en el bello nombre del lugar mágico por excelencia de los cuentos rusos, al que el héroe debía llegar y que quedaba más allá del reino de Tres Veces Nueve, en el Imperio de Tres Veces Diez. La Atlántida, las Tierras de Gog y Magog, y hasta el mismo Edén tenían una ubicación precisa en mapas no menos fantásticos, por los que correteaban los unicornios, las aves rock, el fénix y cuatro ríos que bañaban el paraíso terrenal.
Una de las tierras fantásticas más atractivas para ir a pasar una vacaciones era el Reino del Preste Juan, que surgió de una legendaria carta enviada por un tal “Preste (presbítero) Juan” alrededor de 1150 al emperador Manuel I Comneno de Bizancio, a Federico Barbarroja (emperador del Sacro Imperio Romanogermánico), y, según parece, al propio papa Eugenio III, en la que le hablaba de su reino y le prometía ayuda para conquistar el Santo Sepulcro, en un momento en que la Cristiandad se sentía especialmente amenazada por el Islam, después de que, por suerte, fracasaran las Cruzadas (que distaban de ser nobles emprendimientos y se parecían a orgías de sangre y muerte).
La velocidad inexplicable con la que corren las noticias, en especial las más extravagantes, se ocupó del resto: en poco tiempo, el relato fantástico que contenía la carta fue traducido a decenas de idiomas. Avidos de noticias sobre lugares remotos y, sobre todo, de una defensa concreta contra la amenaza musulmana, los cristianos adoptaron con alegría y esperanza la historia del Reino del Preste Juan.
Este individuo, según decía él mismo, había logrado someter a los musulmanes en su reino y había avanzado valerosamente para luchar por la Iglesia en Jerusalén. La tenaz ilusión de encontrar un líder poderoso que derrotara a los “infieles” fue suficiente para lograr que el Reino del Preste Juan se convirtiera en una tierra tan real, volátil e ilocalizable como el mismísimo paraíso, y para que se creyera en la carta a pie juntillas. Se realizaron montones de traducciones, y se recubrió al mítico lugar (que nadie sabía dónde quedaba, pero que se ubicaba vagamente en Oriente, más allá de Persia y Armenia) con el piadoso manto de realidad del deseo.
Las descripciones de la carta eran realmente asombrosas: las tierras del Preste comprendían cuarenta y dos reyes “buenos y cristianos” y la Gran Feminia, gobernada por tres reinas y con un ejército de cien mil mujeres armadas, además de los pigmeos que luchaban con los pájaros y arqueros mitad hombres y mitad caballos. Había gusanos que vivían en el fuego y producían hebras que se lavaban quemándolas; aves, llamadas grifos, que podían transportar un buey o un caballo a su nido para alimentar a los polluelos. En una provincia del país habitaban hombres con cuernos, un ojo delante de la cabeza y tres atrás.
Y aunque carecía de electricidad, agua corriente y banda ancha, el Preste Juan poseía artefactos tan o más asombrosos: un espejo mágico, fuentes encantadas y aguas que provenían de ríos subterráneos, y que cuando veían la luz se transformaban en piedras preciosas y un collar con tales poderes que quien lo encontrase dominaría las naciones de Africa. No había agua corriente, ni electricidad, pero tampoco había pobres, ladrones y avaros, ni aduladores, ni viciosos, ni mentirosos, ni peleadores, ni pecado (ya que el espejo mágico permitía ejercer una vigilancia digna de Orwell).
Y además, decía el Preste: “Tenemos unas aves llamadas grifos que pueden transportar con facilidad un buey o un caballo al nido para alimentar a sus polluelos. También contamos con una clase de pájaros llamados Ylleriones. No hay más que dos en todo el mundo y viven unos sesenta años, al cabo de los cuales se alejan volando y se sumergen en el mar. En una provincia de nuestro país hay un yermo y en él viven hombres con un cuerno que tienen un ojo en la parte delantera de la cabeza y tres en la trasera”.
¿Cómo podía resistirse semejante cosa, teniendo en cuenta que el Preste Juan, además, descendía de los Reyes Magos?
Desde ya, la carta del Preste Juan no era más que una mera falsificación, que mezclaba los milagros de Santo Tomás, los viajes de Simbad el Marino y romances sobre Alejandro Magno.
Pero a los exploradores medievales les encantaba, y no se cansaron de buscar los dominios de este señor: a veces lo confundieron con el inmenso Imperio Mongol de Gengis Khan, otras lo situaron más allá de Persia y Armenia. Osciló indefinidamente entre Asia y Africa, y perduró en algunos mapas hasta el año 1573. El mismísimo Enrique el Navegante (1394-1460), rey de Portugal, amante de las artes y las ciencias, que no tenía nada de medieval y que fletó una expedición para llegar a las Indias por el Oeste setenta años antes de Colón, estaba convencido de su existencia y lo buscó activamente: exploró el Congo, el río Senegal, el Níger y el Gambia, e incluso envió emisarios a Jerusalén preguntando por el Preste. Obviamente, no tuvo éxito: en Jerusalén contestaron que nunca habían oído hablar de ese señor.
Y el Reino del Preste Juan, finalmente y tras una agitada lucha de unos dos siglos, se esfumó tristemente y sin dejar rastros, salvo la legendaria carta que inspiró a miles de viajeros alrededor del mundo. Se cuenta que, en algunos lugares, gente amante de la fantasía y de lo inútil se embarca en la aventura de buscar los Ylleriones, el espejo mágico y los cuarenta y dos reinos poderosos, sabiendo que no obtendrán resultados, ya que ninguna foto satelital reveló nada, y el Reino del Preste Juan se esfumó decorosamente. Con el tiempo fue sustituido por paraísos igualmente legendarios y más banales, como el ciberespacio, la aldea global y la economía de mercado.


El Reino del Preste Juan

El Reino del Preste Juan


El Reino del Preste Juan

Leonardo Moledo publicó el siguiente relato en Pagina 12 del 4 de febrero del 2008, que comparto por ser interesante.

Hoy, los lugares fantásticos fueron desplazados por el turismo y el espacio virtual; pero en la época medieval, sin comunicaciones, ni por supuesto Internet, los lugares imaginarios gozaban de un prestigio inmenso, algo parecido a lo que pasa hoy con los parques nacionales y las reservas ecológicas. Bastaba un relato, una leyenda suficientemente coherente, y sobre todo atractiva, para que prendiera en gente con ganas de creer cualquier cosa en un mundo que consideraban pronto a derrumbarse en cualquier momento y dar paso a los poco atractivos momentos del Juicio Final. Rastros de esos lugares fantásticos se encuentran en el bello nombre del lugar mágico por excelencia de los cuentos rusos, al que el héroe debía llegar y que quedaba más allá del reino de Tres Veces Nueve, en el Imperio de Tres Veces Diez. La Atlántida, las Tierras de Gog y Magog, y hasta el mismo Edén tenían una ubicación precisa en mapas no menos fantásticos, por los que correteaban los unicornios, las aves rock, el fénix y cuatro ríos que bañaban el paraíso terrenal.
Una de las tierras fantásticas más atractivas para ir a pasar una vacaciones era el Reino del Preste Juan, que surgió de una legendaria carta enviada por un tal “Preste (presbítero) Juan” alrededor de 1150 al emperador Manuel I Comneno de Bizancio, a Federico Barbarroja (emperador del Sacro Imperio Romanogermánico), y, según parece, al propio papa Eugenio III, en la que le hablaba de su reino y le prometía ayuda para conquistar el Santo Sepulcro, en un momento en que la Cristiandad se sentía especialmente amenazada por el Islam, después de que, por suerte, fracasaran las Cruzadas (que distaban de ser nobles emprendimientos y se parecían a orgías de sangre y muerte).
La velocidad inexplicable con la que corren las noticias, en especial las más extravagantes, se ocupó del resto: en poco tiempo, el relato fantástico que contenía la carta fue traducido a decenas de idiomas. Avidos de noticias sobre lugares remotos y, sobre todo, de una defensa concreta contra la amenaza musulmana, los cristianos adoptaron con alegría y esperanza la historia del Reino del Preste Juan.
Este individuo, según decía él mismo, había logrado someter a los musulmanes en su reino y había avanzado valerosamente para luchar por la Iglesia en Jerusalén. La tenaz ilusión de encontrar un líder poderoso que derrotara a los “infieles” fue suficiente para lograr que el Reino del Preste Juan se convirtiera en una tierra tan real, volátil e ilocalizable como el mismísimo paraíso, y para que se creyera en la carta a pie juntillas. Se realizaron montones de traducciones, y se recubrió al mítico lugar (que nadie sabía dónde quedaba, pero que se ubicaba vagamente en Oriente, más allá de Persia y Armenia) con el piadoso manto de realidad del deseo.
Las descripciones de la carta eran realmente asombrosas: las tierras del Preste comprendían cuarenta y dos reyes “buenos y cristianos” y la Gran Feminia, gobernada por tres reinas y con un ejército de cien mil mujeres armadas, además de los pigmeos que luchaban con los pájaros y arqueros mitad hombres y mitad caballos. Había gusanos que vivían en el fuego y producían hebras que se lavaban quemándolas; aves, llamadas grifos, que podían transportar un buey o un caballo a su nido para alimentar a los polluelos. En una provincia del país habitaban hombres con cuernos, un ojo delante de la cabeza y tres atrás.
Y aunque carecía de electricidad, agua corriente y banda ancha, el Preste Juan poseía artefactos tan o más asombrosos: un espejo mágico, fuentes encantadas y aguas que provenían de ríos subterráneos, y que cuando veían la luz se transformaban en piedras preciosas y un collar con tales poderes que quien lo encontrase dominaría las naciones de Africa. No había agua corriente, ni electricidad, pero tampoco había pobres, ladrones y avaros, ni aduladores, ni viciosos, ni mentirosos, ni peleadores, ni pecado (ya que el espejo mágico permitía ejercer una vigilancia digna de Orwell).
Y además, decía el Preste: “Tenemos unas aves llamadas grifos que pueden transportar con facilidad un buey o un caballo al nido para alimentar a sus polluelos. También contamos con una clase de pájaros llamados Ylleriones. No hay más que dos en todo el mundo y viven unos sesenta años, al cabo de los cuales se alejan volando y se sumergen en el mar. En una provincia de nuestro país hay un yermo y en él viven hombres con un cuerno que tienen un ojo en la parte delantera de la cabeza y tres en la trasera”.
¿Cómo podía resistirse semejante cosa, teniendo en cuenta que el Preste Juan, además, descendía de los Reyes Magos?
Desde ya, la carta del Preste Juan no era más que una mera falsificación, que mezclaba los milagros de Santo Tomás, los viajes de Simbad el Marino y romances sobre Alejandro Magno.
Pero a los exploradores medievales les encantaba, y no se cansaron de buscar los dominios de este señor: a veces lo confundieron con el inmenso Imperio Mongol de Gengis Khan, otras lo situaron más allá de Persia y Armenia. Osciló indefinidamente entre Asia y Africa, y perduró en algunos mapas hasta el año 1573. El mismísimo Enrique el Navegante (1394-1460), rey de Portugal, amante de las artes y las ciencias, que no tenía nada de medieval y que fletó una expedición para llegar a las Indias por el Oeste setenta años antes de Colón, estaba convencido de su existencia y lo buscó activamente: exploró el Congo, el río Senegal, el Níger y el Gambia, e incluso envió emisarios a Jerusalén preguntando por el Preste. Obviamente, no tuvo éxito: en Jerusalén contestaron que nunca habían oído hablar de ese señor.
Y el Reino del Preste Juan, finalmente y tras una agitada lucha de unos dos siglos, se esfumó tristemente y sin dejar rastros, salvo la legendaria carta que inspiró a miles de viajeros alrededor del mundo. Se cuenta que, en algunos lugares, gente amante de la fantasía y de lo inútil se embarca en la aventura de buscar los Ylleriones, el espejo mágico y los cuarenta y dos reinos poderosos, sabiendo que no obtendrán resultados, ya que ninguna foto satelital reveló nada, y el Reino del Preste Juan se esfumó decorosamente. Con el tiempo fue sustituido por paraísos igualmente legendarios y más banales, como el ciberespacio, la aldea global y la economía de mercado.


sábado, 27 de febrero de 2016

EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES

EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES


EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES



El Jardín de las Hespérides era el huerto de Hera en occidente, donde crecían en un solo árbol o una arboleda de manzanas doradas que otorgaban la inmortalidad.

La diosa Hera tenía en propiedad, según la mitología griega, un hermoso jardín que contaba con un arbol que daba manzanas de oro que proporcionaban la inmortalidad, regalo de bodas de la diosa Gea a Hera.

Las Hespérides eran las hijas de Atlas y de Hesperis, también conocidas como las Atlántides. Sus nombres eran Egle, Eritehia, Hesperia y Aretusa. Su misión era la de custodiar las manzanas de oro de las que se decía provenían las brillantes y hermosas luces de la puesta del sol.

El origen de estos dorados frutos proviene de Gaia, la Madre Tierra, quien las creó para celebrar la unión en matrimonio entre Hera y Zeus, los dioses del Olimpo. Su cuidado fue encomendado a las Hespérides y así se encargaban de anunciar el final del día con sus dorados rayos y el inicio de la noche de bodas. De hecho, los griegos consideraban la manzana como un símbolo del amor.

EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES
Estas diosas del ocaso eran criaturas juguetonas a quienes les encantaba cantar y tocar dulces y alegres melodías. Se decía que, al igual que las sirenas, atraían a los hombres con sus canciones y luego los enloquecían.

La famosa “manzana de la discordia” causante de la guerra de Troya, fue robada del Jardín de las Hespérides por Eris, diosa del conflicto, la lucha y, como no, la discordia.

EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES
El jardín, pronto se convirtió en algo muy valioso para Hera, tan valioso que ya no confiaba en las 3 ninfas para que cuidaran de él ya que además estaban desperdiciando sus manzanas.

Encargó otra custodia, el dragón Ladón de 100 cabezas, que enroscaba su cola al tronco y jamás dormía.

Hercules fué obligado por Euristeo a robar las manzanas del jardín de las Hespérides en el trabajo número 11 de los 12 que le encomendó.

Esta obediencia a Euristeo se debe a que la diosa Hera castigó a Heracles y le obligó a hacer los 10 trabajos que le encomendara Euristeo (que acabaron por ser 12).

El trabajo finalmente lo hizo el titán Atlas, quien decia saber donde encontrar el jardín y robar las manzanas a cambio de que Heracles sostuviera los cielos durante el tiempo que durara el trabajo.

EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES
Atlas consiguió matar a Ladón y robar las manzanas, pero no queria volver a cargar con el peso de los cielos sobre sus hombros.

Cuando volvió junto a Heracles fué engañado por este, diciendo que le aguantara los cielos un momento para que pudiera colocarse la capa sobre los hombros. Atlas accedió a la petición, y Heracles aprovechó para coger las manzanas y huir.

De las heridas de Ladón brotaban gotas de sangre, y cada una dió vida a un dragón. Estos arboles-dragón tienen un tronco muy grueso del cual surge de pronto un racimo de ramas retorcidas que recuerdan a las 100 cabezas de Ladón.

Tiempo después, la diosa Atenea, devolvió las manzanas al jardín de las Hespérides. 

La ubicación del Jardín de las Hespérides no está del todo claro. Algunos creen que estaba cerca del Monte Atlas. Otros lo sitúan en Arcadia, en Grecia. También dicen que son las mismísimas Islas Canarias y Madeira. El nombre de Atlántides nos recuerda a la mítica Atlántida…

Lugares similares al Jardín de las Hespérides aparecen en muchas culturas. La idea de un paraíso custodiado por bellas mujeres, dotadas de gran talento e inteligencia no es sólo cosa de los griegos. Es un mito universal.